La Ceremonia del Bar / Bat Mitzvá laica-humanista.
Un breve relato.
Rab. Andy Faur
La tradicional ceremonia del Bar Mitzvá, se celebra a los varones judíos a los trece años; la del Bat Mitzvá, a las niñas que cumplen doce años.
Es común haber participado de una fiesta o algún otro tipo de evento, cuando los niños y niñas judíos se convierten en «adultos» y pasan a ser «formalmente», parte de la grey hebrea.
Hay ceremonias de todos tipos y en los últimos tiempos han surgido nuevas y variadas formas de celebrar el evento.
Lo que muchos no saben es: ¿Cúales son los orígenes y raices de esta celebración ? o ¿Dónde surge la costumbre de celebrar el paso a la «adultez» de uno de sus miembros en la cultura judía?.
En las siguientes líneas daremos algunas breves y concisas respuestas a estos interrogantes.
Orígenes y fuentes.
Como siempre comenzaremos por las fuentes históricas judías y sin más, vamos a la base, el TANAJ (Biblia Hebrea) y vemos que allí… no hay ni la más mínima mención de esta ceremonia, ni de nada parecido…
Lo más cercano que podemos encontrar al tema en la fuente bíblica, es la mención de un evento importante que le sucedió a uno de los personajes a los trece años de edad. Bereshit (Génesis) 17:25, nos relata que a esa edad, a Ishmael, hijo primogénito del patriarca Abraham, le hicieron el Brit Milá (ceremonia judía de la circuncisión).
¿Esto puede servir de referencia histórica–cultural como la raíz del tradicional Bar Mitzvá? Entre los estudiosos y comentaristas, no hay consenso sobre el tema.
Lo que sí sabemos es que muchas de las culturas milenarias del Medio Oriente, tienen ritos o ceremonias para introducir a los niños en el mundo de los adultos, con los derechos y obligaciones que esto implica en cada una.
Pero abocándonos a la cultura judía en particular, el primer registro de un suceso que lo podemos adjudicar en forma concreta a la ceremonia que nos ocupa, recién lo encontramos en una mención de la Mishná (Ley Oral), texto compilado en el s. II e.c. En el mismo, en el Tratado Nidá 5:6, aparece lo siguiente: «Tiene (la niña) 12 años y un día, sus promesas son válidas… tiene (el niño) trece años y un día, sus promesas son válidas…». ¿Cuál es el significado de dicho párrafo? La interpretación más difundida nos explica que a esta edad, los mencionados ya no son más niños, y a partir de ese momento tienen compromisos, obligaciones y se pueden hacer cargo de lo que dicen y hacen…
La próxima mencion del tema en las fuentes judías antiguas, la encontramos en el Talmud, texto de los ss. V-VI e.c., varios siglos posterior a la compilación bíblica. En la sección de Pirkéi Avot 6:25, aparece el siguiente texto:
El (Iehuda ben Temá) solía decir: Los 5 años son la edad para iniciarse en la lectura de la Torá; los 10 para estudiar Mishná; los 13 para cumplir Mitzvot; los 15 para estudiar Talmud; los 18 para la Jupá (casamiento)…
Como conclusión del contenido de estos antiguos textos podemos inferir que los niños, a partir de los doce años de las mujeres y los trece de los varones, ya cuentan con un status distinto dentro del pueblo judío, en donde ya asumen compromisos y obligaciones de «adultos».
Por supuesto que en épocas antiguas, el paso de la niñez a la adultez tenía una significación muy distinta a la actual.
Historia de una ceremonia
El primer registro conocido de un festejo especial alrededor del décimotercero cumpleaños de un niño judío, es de una comunidad de Europa Oriental en el s. XIII e.c., luego de haber leido por primera vez la Torá en la sinagoga.
La costumbre de realizar una celebración con una seudat mitzvá (banquete festivo) y con una drashá (prédica) sobre la Torá, se institucionalizó ya entrada la Era Moderna. Entonces, se difundió entre las comunidades de Europa y del Medio Oriente, y el registro más antiguo conocido de una ceremonia de Bar Mitzvá, relativamente parecida a la que conocemos hoy en dia, fue escrito por el Rab Shlomó Luria «HaMarshal», en Polonia del s. XVI.
Tampoco las niñas se quedan atrás en este desarrollo histórico-cultural judío, y ya en 1866 contamos con relatos de niñas judías de Dinamarca que hacen un Bat Mitzvá grupal.
Por supuesto que este desarollo, no vino sin debates ni objeciones. Los oponentes al mismo, veían en dicha ceremonia una copia de ceremonia de «Confirmación» que realizaban los jóvenes cristianos de la sociedad circundante… Por otro lado, los que apoyaron dichos eventos, veían en el mismo un valor importante a nivel educativo judío y de igualdad social.
El formato de las ceremonias y festejos tal y como las conocemos hoy, podemos encontrarlos a partir de fines del s. XIX y principios del s. XX.
Costumbres y tradiciones
A lo largo de las generaciones se fueron generando distintas tradiciones y costumbres alrededor de esta ceremonia.
Entre los varones lo más común es que durante la ceremonia se pongan por primera vez el Talit (manto ceremonial) y los Tefilin (filacterias) como parte central de la misma.
Por lo visto, la costumbre de «subir» (leer) por primera vez la Torá en la sinagoga al cumplir los trece años, comenzó en la época de los Gueonim (sabios) de Babilonia, allá por el s. VIII e.c. En dicha «subida», se lee la Parashat Hashavúa (porción semanal) corespondiente a la fecha hebrea del nacimiento del Bar Mitzvá.
Cuando la ceremonia se realiza en Shabat, tambien se lee la Haftará, parte correspondiente del Libro de los Profetas.
Es también costumbre en varias sinagogas, que los homenajeados saquen a «pasear» la Torá por el lugar, a la vista de todos los presentes.
La parte más movida y dulce de la ceremonia ocurre, cuando terminada la lectura de la Torá por el nuevo «adulto», una ‘lluvia de caramelos caen en forma masiva sobre el mismo, simbolizando la alegría y los buenos augurios de los invitados al homenajeado.
Es tradición invitar al padre del niño, a decir la bendición Baruj she Ptaranu meonsho shel ze (Bendito que nos libramos del castigo de éste…). A no malinterpretar… la significación del mismo es que, simbólicamente, a partir de este momento ya no es el padre el responsable de los pecados de su hijo y éste puede ser castigado por sí mismo.
Los jóvenes también acostumbran a decir una Drashá (una especie de prédica), relacionado al evento, a la Parashat Hashavúa o a algún otro tema relacionado con el magno acontecimiento.
Por supuesto que una fiesta sin comida no es una fiesta (no por lo menos en la cultura judía) y por eso, luego de la ceremonia, se realiza una tradicional y opulenta Seudat Mitzva (banquete festivo) para agasajar y honrar a los invitados.
Las ideas actuales como la igualdad de género, también permean en la cultura judía, y es por éso que en varias de las corrientes religiosas modernas del judaísmo (sobre todo en las más liberales como las reformistas o conservadoras) también las niñas acostumbran realizar todas estas acciones relacionadas al evento.
A modo de conclusión
En la cultura moderna, en donde la mayoría de los judíos no guían sus vidas de acuerdo a la Halajá o la ley rabínica religiosa, el Bar / Bat Mitzvá sigue siendo un evento central del ciclo de vida judío.
Cada una de las corrientes que conforman el amplio abanico del judaísmo, lo celebra de acuerdo a sus costumbres y concepciones de mundo.
El Bar/Bat consistiría en la forma moderna que tiene la cultura judía de decirle al niño o a la niña: …eres parte de nosotros… tienes desde ahora un lugar importante y activo dentro de la comunidad… ya tienes las capacidades y los medios para decidir por tí mismo y puedes ser parte integral de nuestro pueblo en forma conciente y responsable.
El judaísmo laico humanista o judaísmo cultural retomó la costumbre y la resignificó como parte importante de su cosmovisión. El concepto y la tradición están tan arraigados en la mentalidad de los judíos, que también los judíos laicos siguen llamando a la ceremonia Bar o Bat Mitzvá, a pesar de que el significado tradicional en que el chico empieza a cumplir Mitzvot (preceptos) no es algo relevante en dicha corriente.
Esta forma pluralista y no religiosa de judaismo, que sostiene el principio de la continuidad y la herencia cultural, se conecta con las raíces y la tradición judía, pero las adecua, resignifica y las hace relevantes para los judíos que no viven de acuerdo al paradigma de la religión.
En síntesis, ya sea una persona/familia, religiosa, tradicionalista o laica, la ceremonia del Bar/Bat Mitzvá sigue considerándose un componente central de la identidad judía del joven y de la vivencia familiar. La misma, permite al/la joven sentirse parte integral de su tradición y su cultura y los motiva a tomar una actitud más activa y responsable con el destino y devenir de su pueblo.