Bienvenida al recién nacido
La ceremonia judía laica humanista en honor de un bebé recién nacido es una «bienvenida» en la que celebramos la llegada de un nuevo miembro de la familia y del pueblo a nuestro mundo.
Esta ceremonia es la expresión de nuestra pertenencia a una cultura y a un pueblo. Por eso es que tiene varias dimensiones – la familiar, la social-comunitaria y la cultural-nacional. Al igual que otras ceremonias, también ésta invita a los padres a considerar y expresar su pertenencia a la cultura judía en el pasado, el presente y el futuro.
La tradición judía sugiere para los varones realizar la ceremonia del Brit Milá (circunsición), que implica una manifestación pública de ingresar al Pacto de Abraham. La ceremonia relativa al nacimiento de una mujer era más restringida y en ella generalmente participaban sólo mujeres. En el presente se acostumbra realizar una Simjat Bat, festejo por el nacimiento de la beba.
En el judaísmo laico humanista, uno de cuyos pilares centrales es la igualdad de género, se realizan ceremonias que reflejan esta concepción. Al tiempo que consideramos que la decisión sobre la realización del Brit Milá / circunsición a los hijos varones es responsabilidad de los padres, es importante la realización de ceremonias de Bienvenida al mundo a mujeres y a varones, que manifiesten la presencia simbólica de un pacto –Brit milim– entre los recién nacidos, sus familias, su comunidad y el pueblo judío y su cultura.
Esta ceremonia, en la cual los padres anuncian en público el nombre del bebé, es también para ellos un acto de reafirmación de su pertenencia al pueblo judío.
“Cuando los padres judíos deciden no circuncidar a sus hijos”
Por Zoe Greenberg , The New York Times, 25/7/ 2017
Traducción del inglés: Nurit Zylbersztejn
En su quinto mes de embarazo, Dana Edell supo que tendría un niño. Sus padres, judíos conservadores, pensaron en la circuncisión. «¿Y si estuviera considerando no circuncidar?», comentó Edell. «Mis padres me miraron como si yo hubiera acabado de decir: ‘¿Qué tal si consideramos sacrificarlo a Satanás?'»
Durante miles de años, las familias judías han marcado el comienzo de la vida de un niño con la ceremonia del Brit Milá, en el octavo día después de su nacimiento. Un Brit incluye una circuncisión realizada por un mohel, o una persona que realice el ritual, y el acto de ponerle nombre al bebé. Esta práctica está relatada en el libro del Génesis, cuando Dios instruye a Abraham a circuncidarse a sí mismo, y a todos sus descendientes, como signo de su pacto con Dios.
Sin embargo, algunos padres judíos, horrorizados por lo que ven como un dolor innecesario, o incluso como una mutilación, están apartándose de este antiguo ritual, optando por renunciar al Brit Milá en favor de una circuncisión médica. Otros, renuncian al mismo por completo.
Este cambio en la comunidad judía ha sido paralelo a toda una tendencia estadounidense. Durante gran parte del siglo XX, el consenso era circuncidar. Desde los años ’70, ha habido un cambio en la perspectiva convencional: la Academia Americana de Pediatría anunció en 2012, que si bien los beneficios superan los riesgos, “no recomendaba la circuncisión universal del recién nacido». Medicaid , ha dejado de cubrir la circuncisión en algunos estados, y durante las cuatro últimas décadas, según un análisis publicado en 2014 en la revista médica Mayo Clinic Proceedings, el porcentaje de recién nacidos que han sido circuncidados ha disminuido en un seis porciento. Gran parte de esto puede atribuirse al incremento de la inmigración hispana, población que históricamente tiende menos a circuncidar a sus hijos.
A pesar de que la Academia Americana de Pediatría señala que la circuncisión puede ayudar a prevenir algunas infecciones de transmisión sexual como el V.I.H., el cáncer de pene, y las infecciones del tracto urinario, la ciencia no es concluyente acerca de los beneficios médicos que tiene la circunsición.
«Creo que hubo un tiempo en que todos los bebés estadounidenses fueron circuncidados (los de todas las religiones)», comenta el rabino Rick Jacobs, presidente de la Unión para el Judaísmo Reformista, que es el mayor movimiento judío de Norteamérica. Sin embargo , ahora es una elección, es una decisión”.
«Dialogo con muchas familias que realmente batallan con esta decisión», dijo la Dra. Emily Blake, una gineco-obstetra de Nueva York , quien está entrenada como mohel en las tradiciones reformista, conservadora y reconstruccionista, y que ha venido realizando la ceremonia del Brit Milá desde 1990. “Las preguntas que los padres consideran al tomar la decisión, van desde lo más práctico: ¿Cuánto le dolerá? , hasta lo existencial: ¿Será judío mi hijo?”
Edell, de 41 años, quien vive en Brooklyn y trabaja como directora ejecutiva de un grupo de jóvenes feministas llamado Spark Movement, está criando a su hijo como madre soltera. Ella describió la decisión acerca de la circuncisión como «la más desafiante y estresante» que ha tenido que tomar como madre. (Su hijo tiene sólo 15 meses de edad.) Edell creció en una familia judía observante; ella asistió a una escuela judía y a campamentos de verano judíos.
» Sabía que quería criar a mi hijo como judío, en un hogar judío, sin embargo soy también una feminista y una activista, y creo firmemente en el derecho a tu propio cuerpo. »
Tomó la decisión de no realizar la circuncisión, elección que sus padres finalmente aceptaron. A cambio, tuvo una ceremonia de un Brit más benévolo y discreto, con objetos rituales alternativos: una granada, una copa de kidush, y un recipiente de cerámica lleno de agua para lavar los pies del bebé, un antiguo ritual utilizado para dar la bienvenida al ”recién llegado”. Mientras que su madre sostenía a su hijo, Edell cortaba la granada, símbolo de fertilidad por sus abundantes semillas.
No hay datos fidedignos acerca del porcentaje de niños judíos estadounidenses que son circuncidados cada año. Sin embargo, hay indicadores que nos sugieren, que la realización de la circuncisión esta sujeta a un creciente debate. Una encuesta Pew sobre los judíos estadounidenses realizada en 2013, reveló un aumento significativo de judíos seculares que se casan fuera del grupo étnico, aproximadamente un tercio de judíos casados en matrimonios interculturales, interreligiosos o exogámicos que tienen hijos, dicen no estarlos criando como judíos. Solamente el 19 por ciento de los judíos estadounidenses dijo que la observancia de la ley judía era una parte esencial de lo que significa ser judío. (En contraste, el 42 por ciento dijo que «tener un buen sentido del humor» era esencial.)
El rabino Schweitzer , de la City Congregación para el Judaísmo Humanista en Manhattan, quien realiza ceremonias alternativas para aquellos que eligen no circuncidar a sus hijos comenta : «son pioneros inadvertidos, sin duda están empujando el límite de quién puede ser judío .»
Estos cambios no han sido generales: para las familias ortodoxas, que constituyen alrededor del 10 por ciento de la población judía estadounidense, el Brit Milá tradicional, sigue siendo inmutable: «tienes un niño, tienes un Brit», dijo el cantor Philip Sherman, un mohel ortodoxo que estima haber realizado más de 21.000 ceremonias. Aquellos que optan por no circuncidar , «no tienen una conexión con su herencia judía». «No saben lo importante y significativo que es esto», dijo. «Si lo hicieran, no tomarían la posición que están tomando».
Incluso para algunos judíos progresistas, la circuncisión de un hijo y la celebración de un Brit sigue siendo una parte esencial de ser un padre judío. Sarah-Kay Lacks, quien trabaja en el JCC de Manhattan y llama a su familia «post-denominacional», dijo que el Brit de su hijo fue una experiencia exultante. Otros hablan de manera similar.
Después de un nacimiento «hay ansiedad y vulnerabilidad», dijo el rabino Jacobs. El brit hace posible «ritualizar el que seas parte de algo más grande: eres parte de un pueblo – pasado, presente y futuro».
Rabinos y expertos en salud pública entrevistados dijeron, que la gran mayoría de los padres judíos todavía circuncidan, y que optar por no hacerlo sigue siendo casi un tabú para una gran parte de la “corriente principal”. Durante la entrevista algunos padres no quisieron hablar sobre su decisión, así también varios rabinos, quienes habían realizado ceremonias alternativas, pidieron no ser nombrados públicamente.
«Hoy en día, hay una política de ‘no preguntar / no decir’ dentro de gran parte del judaísmo institucional cuando se trata de padres que eligen obviar la circuncisión», dijo Rebecca Wald, fundadora de Beyond the Bris, (más allá del Brit), una comunidad en línea para padres que cuestionan la circuncisión.
En foros como Beyond the Bris, tanto en sus conversaciones, así como en las publicaciones de su blog, los padres judíos argumentan contra la circuncisión por razones tanto médicas como sociales. Algunos defienden la posición de mantener intactos los cuerpos «naturales» de los bebés y plantean preguntas acerca del dolor y el trauma evitables.
Otros ven a la circuncisión como una práctica anticuada. Para los judíos liberales que han estado buscando en otros aspectos del judaísmo, mayor igualdad , el brit también plantea una cuestión feminista: ¿por qué el acto más sagrado del judaísmo, la vinculación de un niño al pacto, sólo se aplica a los varones?
Una variedad de ceremonias alternativas para las niñas han florecido en el movimiento reformista. Por ser rituales nuevos no hay prácticas estándar , dijo el rabino Jacobs: algunos padres lavan los pies de la niña como símbolo de la bienvenida sagrada; algunos envuelven al bebé en un talit; otros encienden una vela en honor a la nueva luz en la comunidad.
Incluso judíos seculares, que no guardan kasher ni van a la sinagoga, pueden enfrentar una decisión desgarradora sobre la circuncisión.
Un padre de 46 años que pidió ser identificado sólo como Aarón, estaba discutiendo detalles íntimos sobre su hijo, comentó que estaba sorprendido por lo poderoso que era para él, el tema. Comenta que fue criado en California por un padre refugiado judío alemán y una madre feminista judía, habiendo crecido en «la Reforma Americana estándar»: «Para mí, esto no tiene que ver con un pacto con Dios, porque soy secular», «realmente se trata de la identificación como judío, en el nivel más visceral y encarnado».
La esposa de Aarón, que no es judía y creció en un país donde la circuncisión no era la norma, se oponía. No quería infligir dolor a su bebé recién nacido. La decisión se transformó en «la cosa más difícil con la que mi esposa y yo hemos tenido que lidiar», dijo Aarón. Finalmente, al octavo mes del embarazo de su esposa, Aarón acordó no circuncidar a su hijo. «No quería que nuestro matrimonio terminara y que nuestra familia se deshiciera».
Algunos datos extraídos de la investigación de PEW
sobre identidad judia en Estados Unidos:
de los casamientos donde al menos hay un judío, son con no judíos
de casamientos mixtos, educan a sus hijos como no judíos
piensan que el cumplimiento de los preceptos religiosos – las mitzvot,
son esenciales para el «ser judío»
piensan que «el ser judío» está primordialmente conectado
con los ancestros y con la cultura. No con la religión