
Rabbi Dr. Adam Chalom
Versión traducida de What about ‘Interfaithless’ Marriage?
Si un judío secular se casa con una atea irlandesa ¿Es realmente un casamiento ”interreligioso”? Como dijo un comediante judío, ellos podrían tener una disputa respecto a en qué religión no educar a sus hijos.
Finalmente las grandes mayorías de la comunidad judía estadounidense están comenzando a comprender lo que ya ha sido un hecho corriente para toda una generación: que el aceptar sin reservas a familias de matrimonios exogámicos es una actitud prudente y, al mismo tiempo, ética y que el celebrar ceremonias apropiadas puede servir para que en el futuro el judaísmo sea parte de la vida familiar. El rechazo a estas familias no llevará a la disminución de los matrimonios exogámicos; más bien, conducirá al alejamiento del judaísmo de ambos cónyuges.
En una investigación realizada en el año 2000 por el American Jewish Committee, el 80% de los judíos estadounidenses concordó en que “el matrimonio mixto es inevitable en una sociedad abierta”. Hoy las organizaciones y fundaciones judías se guían por esta realidad y no aceptan una visión falsa e ilusoria en este tema. Esto se manifiesta en conferencias nacionales, diálogos públicos, iniciativas diferentes en federaciones y congregaciones e incluso debates en el seno del movimiento conservador.
Sin embargo, aún no existe una comprensión cabal del rol que ocupa la fe en los matrimonios denominados “interreligiosos”. Según un estudio estadístico de la prestigiosa organización de encuestas Pew de 2013, la cuarta parte de los judíos estadounidenses declara no tener religión. Una tercera parte de los judíos jóvenes llamados “del milenio”, la generación con mayores perspectivas de tener hijos, no siente afinidad con la religión. Más de la mitad de los “judíos sin religión” tuvo sólo uno de sus padres judío y el 79% de los judíos casados sin religión tienen esposas no-judías.
Temo de que estemos tratando a los judíos sin religión de la misma manera en que se trataba al matrimonio exogámico hace veinticinco años: con el rechazo y la negación basados en la presunción de que los judíos sin fe religiosa habrían de elegir un estilo de vida “no suficientemente judío” (es decir que no educaríanhijos judíos religiosos). Teniendo en cuenta la creciente secularización tanto de los judíos como de la población general en los Estados Unidos, debemos entender que la situación ha cambiado drásticamente. Hay y habrá muchos judíos no-religiosos y es necesario dialogar con ellos y ayudarlos a encontrar una forma de dar contenido e integridad a su condición judía.
La mayoría de los judíos sin religión en los Estados Unidos, especialmente los que tienen parejas seculares, no están interesados en el judaísmo religioso. El 82% dice que la religión no es importante en sus vidas. El 47% no cree en un dios o espíritu universal (en contraste con un 16% de los judíos religiosos y un 7% del público general). Tres cuartas partes de ellos no asisten nunca o casi nunca a servicios religiosos, incluyendo Rosh Hashaná y Iom Kipur. La forma convencional de buscar la combinación de ambos credos, con ceremonias sencillas de ambas religiones o con comparaciones teológicas que hagan hincapié en las semejanzas, no resultarán convincentes para este público. Si la única opción que se les brinda es la religiosa, seguramente se apartarán del judaísmo organizado.
Hay cosas que podemos hacer de manera diferente. He aquí algunas sugerencias.
• Debemos aceptar el verdadero alcance de la diversidad intelectual judía. Por ejemplo, si queremos hablar con judíos culturales o con judías feministas que objetan el lenguaje teológico judío por su “machismo”, nuestros materiales deben abrir un amplio espectro de posibilidades. No debe haber una imposición. En lugar de una sola versión tradicionalista de las bendiciones de Janucá, deben ofrecerse diferentes posibilidades. No deberían tener que decir lo que no creen a fin de que se permita encender las velas de Janucá.
• Más del 80% de los judíos sin religión (y el 62% de los judíos estadounidenses) definen su judaísmo por sus ancestros o su cultura, no por su religión. Para los judíos que se definen por su cultura, las fiestas judías como toda expresión cultural, fueron hechas por la gente para la gente. Los cambios culturales generan cambios en las costumbres y la interrelación cultural es cada vez más frecuente (basta pensar en la combinación de tradiciones culinarias diferentes). La crítica a hogares judíos con árboles de Navidad solo llevará a su alejamiento. Un enfoque más inclusivo, explicará que la celebración de las luces, es común a muchas culturas y que Janucá es la respuesta judía con profundas raíces históricas a la necesidad humana de resistir al frío y a la oscuridad. ¿Por qué plantear opciones excluyentes en una familia en la que hay más de una tradición?
• El casamiento interreligioso puede celebrarse entre creyentes de diferentes religiones, entre creyentes y personas seculares, o entre individuos seculares de distinto origen religioso – un matrimonio interreligioso pero sin religión. Cuando en una familia hay al menos un integrante secular, la insistencia en actividades religiosas puede crear tensiones innecesarias. La implementación de opciones culturales o seculares puede ser un compromiso aceptable para todos. Necesitamos oportunidades, comunidades y rabinos abiertos a todas las culturas representadas en esas familias, de un modo que respete todos sus valores y sus creencias.
• Las alternativas judías no deben ser vistas de acuerdo a una jerarquía descendente en su validez (ortodoxas, conservadoras, reformistas, seculares humanistas), siendo las más observantes las más auténticas y considerando a las más liberales de dudosa legitimidad. Llamar a quienes no creen o rechazan los ritos religiosos “malos judíos” es una estrategia que aleja y resulta negativa y contraproducente. Debemos respetar aún al niño “malo” en el Séder y esto comienza por no llamarlo “malo”. Hay distintas formas en que las familias transmiten el judaísmo a sus hijos. Sus enfoques pueden no gustarnos pero aún así forman parte de nuestra familia extendida.
Susan Katz Miller presenta importantes objeciones al término “casamiento mixto”. Pero tampoco la expresión “interreligioso” es realmente convincente. Quizás resulte más apropiado utilizar la expresión “intercultural”. Quizás pueda hablarse de una “herencia religiosa mixta”. Probablemente no haya un solo concepto que pueda abarcar toda la variedad de opciones en el pueblo judío (sea cual fuere la comprensión del concepto «judío») en lo referente a su unión con personas de otras etnias, culturas y herencias religiosas.
La vida judía tiene más diversidad que en cualquier otro momento de nuestra historia. Para servir a la rama secular e intercultural de la nueva familia judía, debemos aceptar que si bien somos uno, también somos muchos.
El rabino Adam Chalom es decano para América del Norte del Instituto Internacional para el Judaísmo Humanista Secular.
Traducción: Egon Friedler