
Rabbi Dr. Adam Chalom
Traducción Nurit Mileris
El pensamiento judío secular esta conformado por una multiplicidad de fuentes que en su tiempo no se llevaban bien entre sí.
Los sionistas no se amigaban con los Idishistas. Los socialistas judíos no comulgaban con los comunistas. Los universalistas se llevaban mal con los integracionistas. Desde la Ilustración se han producido innumerables Judaísmos, incluyendo formas laicas.
En el siglo XXI, sin embargo, las antiguas divisiones parecen menos relevantes. En 1995, el Instituto Internacional para el Judaísmo Laico Humanista (de la que soy actualmente el Decano para América del Norte) publicó el libro “El Judaísmo en la era secular”, una antología del humanismo judío laico. Incluye escritores, poetas, científicos y activistas que representan a diversas ramas de la evolución del pensamiento judío secular. Hay una maravillosa introducción a cargo del erudito Yehuda Bauer, seguido de semblanzas y selecciones de lectura de cada pensador judío secular, organizado en cuatro categorías.
«El Precursor» es Baruj Spinoza, que algunos dicen fue el primer judío laico. Cualquiera que sea la opinión sobre esta cuestión, el ejemplo y la filosofía personal de Spinoza eran claramente «precursoras» de un moderno judaísmo secular, por lo que la exclusión de Spinoza de esta antología hubiese sido problemática.
El segundo grupo, incluye sionistas como Theodor Herzl y David Ben Gurion; a las figuras literarias Sholem Aleijem y Jáim Najman Bialik, y judíos famosos como Albert Einstein y Louis Brandeis. Esta categoría incluye pensadores con ciertos matices religiosos como Martin Buber y Mordejái Kaplan – «cuyos trabajos constituyen una base esencial para una concepción laica» – opina Yehuda Bauer en el prefacio.
El tercer grupo incluye pensadores que están más claramente en la órbita de un judaísmo secular, ya que su trabajo se centra en la identidad judía, ya sea cultural o filosófica. Idishistas como Shimon Dubnow, los sionistas Max Nordau y Ajad Haam, poetas como Shaúl Tchernijowsky y Rajel, filósofos como Sidney Hook y Hannah Arendt, y la activista Emma Goldman. Probablemente ellos no habrían podido compartir una mesa de café, sin embargo, se presentan como antecedentes directos del judaísmo laico contemporáneo.
Los últimos «Forjadores de judaísmo secular» incluyen a quienes participaron activamente en el movimiento Judaísmo Humanista. Incluyen al rabino Sherwin Wine, creador del Judaísmo Humanista; Morris Schappes, editor de de la revista Corrientes judías seculares; Intelectuales europeos como Albert Memmi e Isaías Berlín; figuras israelíes como el juez de la Corte Suprema de Justicia israelí Haim Cohen, la activista Shulamit Aloni y escritores como Yehudá Amijai y AB Iehoshúa.
¿Cómo elegir qué pensadores pertenecen en esta colección? Maimónides pudo haber incluído elementos racionales en su filosofía religiosa, pero teniendo en cuenta que él también fue autor de los «Trece Principios de Fe», expuestos a diario en la práctica ortodoxa, tal vez debemos considerarlo fuera de este particular club.
Incluso entre los que se podrían haber incluído, muchos necesariamente quedan fuera. Activistas del movimiento obrero judío como Betty Friedan; reformistas judíos tempranos cuyas críticas al judaísmo tradicional y la voluntad de cambiar la práctica judía podrían concordar con las ideas modernas. Y no respondía a un era secular – esta colección se centra tanto en un problema como en una era.
Incluso entre los que se podrían haber incluído, muchos necesariamente quedan fuera. Activistas del movimiento obrero judío, feministas judías como Betty Friedan (que también era una humanista); reformistas judíos tempranos cuyas críticas al judaísmo tradicional y la voluntad de cambiar la práctica judía podrían concordar con las ideas modernas. También las mujeres y los judíos sefarditas están subrepresentadas aquí.
Algunos de los argumentos ya no son relevantes como el cultivo de una diáspora Ídish parlante. Pero incluso la religión tiene algo que decir a los modernos judíos seculares:
me refiero a la expresión poética consciente, donde imágenes religiosas, mitos y ceremonias se hacen valiosos para nosotros, no porque creamos en su origen divino, sino que su espíritu es movido por la belleza. Evocan en nosotros sentimientos y pensamientos poéticos; las consideramos santidades humanistas. Este tipo de pensamiento puede permanecer libre de cualquier rastro metafísico o teológico. (p. 93)
¿El término «santidades» de Chaim Zhitlowsky es totalmente apropiado? Después de todo, “los judíos seculares no aceptamos la autoridad de un Dios sobrenatural», como escribe Sherwin Wine en su prólogo. «Tampoco se trata de que un lenguaje religioso y teísta rescate los propósitos naturalistas.” Wine añadió otros tres principios con los que casi la totalidad de los contribuyentes al judaísmo estarían de acuerdo – el terreno común que les permite estar conectados entre sí.
– Los judíos seculares no vemos al judaísmo como una religión sino como una cultura en evolución y una civilización que debe ser conservada….
– No sentimos ninguna necesidad de ser validados por los textos religiosos….
– Negamos que haya sólo una tradición judía. No aceptamos la tradición rabínica como el único ejemplo de nuestas «raíces judías».
Para aquellos que están de acuerdo y buscan una guía para su propia herencia intelectual, “El Judaísmo en la Era Secular” es un buen comienzo. Hoy hay muchas voces diferentes en el judaísmo laico, ya que siempre han existido.