Yehuda Bauer

La primera pregunta que surge al considerar la combinación de judaísmo, secularismo y humanismo, es si ésto es en alguna forma posible.

Nadie niega que el judaísmo está históricamente unido a un desarrollo marcadamente religioso. Sin embargo, al mismo tiempo que las influencias paganas y politeístas evolucionaban hacia el monoteísmo judaico, ésto ocurría dentro de un pueblo que era el portador de este desarrollo. La cultura nacional judía -una singular estructura de costumbres, creencias y leyes sociales- estaba cubierta por las vestiduras religiosas que eran costumbre en épocas antiguas. La ideología judía expresaba, en formas teístas, contenidos sociales y culturales. Por ejemplo, una ideología afirmando la existencia de un solo Dios implicaba la igualdad de los hombres. En una época en que la esclavitud era esencial para otras civilizaciones, las declaraciones antiesclavistas de los judíos eran claramente revolucionarias.

Por supuesto, una cultura nacional tiene muchas facetas. La cultura judía tradicional ha preservado en su literatura, elementos que son claramente antihumanistas, incluso genocidas, así como elementos humanistas tales como la oposición al esclavismo. Uno puede citar los mandatos sacerdotales para erradicar las naciones canaanitas y amalekitas o la historia del Éxodo con sus diez plagas que asolaron a todo un pueblo por el supuesto pecado de sus gobernantes. La religión judía refleja esas contradicciones; y, como en cualquier sistema teológico articulado o no, son en última instancia irreconciliables por la simple razón que Dios mismo es un invento, en general un maravilloso invento de la mente humana, buscando explicacioncs en un mundo que es muy difícil de comprender.

Por eso, si quitamos la vestidura ideológica, tenemos frente a nosotros la cultura de un pueblo, con todas sus contradicciones, basada en un desarrollo histórico bastante fantástico. Los judíos son herederos de esta tradición, de esta cultura, y su tarea principal es ahondar en su cultura -la más antigua tradición cultural en existencia- y diferenciar entre tradiciones que son aceptables para ellos y tradiciones que son inaceptables.

Este proceso de elección no es ninguna innovación. Generaciones de judíos siempre eligieron lo que querían, mientras no continuaban o silenciosamente dejaban de lado aquellas tradiciones que no se ade- cuaban a sus tiempos y sus probabilidades. El argumento de que la Ley rabínica – la Halajá, preservó a los judíos, creo que está demostrablemente equivocado. Es mucho más cercano a la verdad decir que la interpretación desarrollada por la Halajá formó un marco social que los judíos crearon para preservar su identidad. Este proceso de interpretación y reinterpretación tomó el lugar de la revolución y la erradicación de tradiciones culturales.

Un judío secular, entonces, peleará contra la apropiación de la herencia cultural judía por parte de los rabinos porque la considerará suya tanto como de ellos.

Las tradiciones que hemos heredado de nuestros antepasados judíos -aparte del elemento religioso que nosotros, como seculares, no podemos aceptar- son variadas y ricas. Una cultura no puede ser creada «ab novo». Siempre se construye sobre lo que ha precedido, aceptando y rechazando, cambiando y reinterpretando, y eso es lo que debemos hacer. Una cultura secular judía no abandonará fácilmente sus festividades y costumbres; habrá tentativas de reinterpretación para acomodarse a las probabilidades seculares sin romper la antigua continuidad. Sin embargo, cambio debe haber; eso está claro. Las costumbres y tradiciones pasadas de moda, basadas en supersticiones, no pueden continuar.

No luchamos contra la religión. No convertimos. Las personas que desean permanecer dentro de los confines de sus antiguas creencias deben recibir todo el respeto que exigimos de ellas. No tenemos ninguna disputa con gente que desea creer en un ser trascendental que regula sus vidas; y si creen en algo que dio un empuje a este mundo pero no afecta nuestra vida diaria y no escucha plegarias ni se prcocupa por la liturgia, bueno, eso es un punto de vista agnóstico que es equivalente, por lo menos para mí, a un punto de vista secular.

Estamos aquí para aquellos que se han dado cuenta de que la humanidad no tiene ningún padre bueno con una barba larga sentado sobre las nubes al que podemos recurrir, pero quieren continuar disfrutando de los tremendos tesoros culturales que han heredado de las generaciones pasadas, de forma nueva y creativa. Invitamos a esas personas a que se nos unan y se conviertan en participantes de la aventura del humanismo judío secular.

Síguenos:               spotify