Rabino Dr. Efraim Zadoff

La Segunda Guerra Mundial costó la vida de 49.000.000 de personas, en su mayoría civiles.
Varios pueblos y etnias fueron víctimas de estas matanzas: los polacos, los sinti y roma llamados también gitanos, millones de personas de los pueblos que componían la Unión Soviética – principalmente los rusos, y los judíos – por lo menos 5.860.000 mujeres y hombres, adultos, ancianos, adolescentes y entre ellos un millón y medio de niños.

Aproximadamente un millón de ellos fueron asesinados en el campo de exterminio de Auschwitz – Birkenau. Este nombre se convirtió en uno de los más terribles paradigmas de las matanzas genocidas llevadas a cabo por la Alemania Nacional Socialista durante la guerra desatada por sus dirigentes por razones esencialmente ideológicas.

Auschwitz fue el último de los seis campos de exterminio que los alemanes hicieron funcionar en Polonia. Los otros cinco, Belzec, Chelmno, Majdanek, Sobibor y Treblinka, fueron destruidos cuando cumplieron con su rol de exterminar a todos los judíos de los territorios donde se encontraban. En total fueron asesinados en ellos tres millones y medio de personas.

Estos son los hechos. Todo el que pretende negarlos o minimizarlos, creo que puedo adivinar de qué lado se habría colocado en aquellos años, qué posición habría asumido ante las persecusiones y qué habría hecho frente a estas matanzas.

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