Rab. Andy Faur
Una vez más estamos en las vísperas de la Festividad de Pesaj, que año tras año, los judíos festejamos alrededor de la mesa familiar, de amigos o en comunidad.
¿Pero este «Séder» de Pésaj que muchos hacemos, fue así desde siempre? ¿Los judios en toda época y lugar, lo festejaron de la misma manera? ¿Algo cambió o es algo estático en el tiempo?
Vamos a contestar a algunas de estas preguntas a continuación.
Si vamos a las fuentes judías a investigar los origenes del evento, vemos que en la Biblia no hay un Jag (festividad) llamada Pesaj, sino que aparece el Jag HaMatzot (que era en aquellas épocas una de las tres festividades que los judíos peregrinaban a Jerusalem).
Pesaj, en estos escritos, era el nombre que se le daba al sacrificio (Korbán Pesaj) que se realizaba para conmemorar y recordar el sacrificio del cordero que hicieron los Bnei Israel (Hijos de Israel) antes de salir de la esclavitud en Egipto hacia la libertad.
Es asi como en la Biblia «hacen Pesaj» y no «festejan Pesaj» , como hacemos actualmente.
¿Matzá o Pita?
Las «matzot» de aquel entonces, especie de «fast food» bíblico, que se comian en variadas ocasiones (por lo visto tambíen en esto fuimos pioneros…) eran redondas, especie de pitas (pan árabe) que se horneaban sin esperar que leudaran. Hay algunas comunidades judías que mantienen esta tradición de las matzot bíblicas, redondas y horneadas, como los etíopes o los caraítas, hasta el día de hoy.
Como vemos entonces, en los comienzos de la cultura judía, no había relacíon entre Pesaj y las matzot, pero cuando se establecío posteriormente el calendario judío unificado, y a la luz de que el sacrificio de Pesaj había que realizarlo en fecha fija – el 14 del mes de Nisan y el Jag Hamatzot se festejaba el 15 de Nisan, se decidió unificar las fechas y realizar un solo festejo– Jag HaPesaj.
Con la destrucción del Templo de Jerusalem en el año 70 e.c. y la imposibilidad de seguir realizando sacrificios y ofrendas, comenzaron a desarrollarse alternativas y ritos que suplieran dichos sacrificios y peregrinaciones. Asi se fueron conformando la ceremonia conmemorativa – Seder y el relato que la acompaña – Hagadá que surge del versiculo bíblico (Exodo 13:8) Veigadeta lebinja beiom hahu «.. Y le contaras a tu hijo en ese dia…»
El Séder
Según la mayor parte de los articulos de investigación histórica que abarcan el tema, la ceremonia del Seder de Pesaj, se remonta a la época helenística y es una adaptacion del evento llamado «Simposyum», que los antiguos griegos celebraban allá por los comienzos de la era común.
El symposium era una reunión de hombres – ciudadanos libres – que se juntaban para conversar y filosofar, comian, tomaban vino, sumergian verduras en agua salada y casualmente, relizaban toda la ceremonia en posición semi recostada sobre cómodos sillones (cualquier semejanza con el conocido Seder de Pesaj, no es pura coincidencia).
Por supuesto el Seder de Pesaj fue relativamente mas progresista que el Symposyum griego y acepto que todos los presentes en el evento, participen del mismo.
Incluso la simpática costumbre del Afikomán tiene ribetes culturales muy interesantes. Según investigadores modernos,la palabra tiene también orígenes griegos y significa «postre» o «fin de la comida».¿Y como se adaptó esta costumbre a nuestro Seder?. En aquellas épocas se acostumbraba hacer banquetes pantagrúelicos con grandes cantidades de comida y bebida durante días enteros y los comensales terminaban los mismos en condiciones bastante deplorables luego de haber «devuelto» gran parte de lo consumido a los anfitriones. El judaísmo de entonces tomo esta costumbre del Afikoman y la transformó en un ordenado y sobrio final de una cena festiva.
Hagadá de Pésaj
Los comienzos de este relato alegórico que se cuenta generación tras generación en la noche del Seder, se remontan a la época posterior a la destrucción del Templo de Jerusalem, allá por los siglos II-III de la era común.
El relato hagádico con sus respectivas oraciones reemplazaron al anterior sacrificio e impusieron una tradición que ya tiene dos milenios de existencia.
La Hagadá narra la historia de un pueblo que lucha por su libertad, en contra de la esclavitud y la opresión, pero que tiene un rol totalmente pasivo en la misma. Hay un solo protagonista principal – Dios, que es a la vez el productor y el director de uno de los episodios más significativos y traumáticos de la historia del Pueblo judío.
Este relato único y especial no fue siempre igual y se fue conformando a través de los tiempos y cuya versión tradicional que conocemos hoy, llega a nosotros desde la época de los Gueonim de Babilonia allá por el siglo X de la e.c..
¿Desaparecidos en aquellas épocas?
Y por supuesto el gran ausente en esta narración es Moshé… El héroe y profeta del pueblo judio, que nos sacó de Egipto y nos guió hasta la Tierra Prometida, fue injustamente borrado del relato hagádico. Interesante sería saber por qué, ¿verdad?
Demás está decir que tampoco Aharón, hermano de Moshé y principal vocero de los esclavos oprimidos frente al Faraón, fue también sentenciado al olvido en la Hagadá. Ambos, personajes centrales del relato bíblico.
Hay cierto consenso en sostener que la idea de los sabios de aquellas épocas – «Jazal», compiladores del relato, fue por un lado reforzar el culto monoteísta y la centralidad de un solo Dios todopoderoso y omnipresente en la religión judía que se estaba conformando, y por otro evitar la idea de un culto a la personalidad (tipo de idolatría) a través de Moshé y sus proezas y que dicho culto pase a ser una idea más abstracta y menos corpórea.
¿Y las mujeres dónde están?
A diferencia de lo sucedido en la Biblia, sobre la vida de los israelitas en Egipto, del éxodo y de las visicitudes del pueblo hebreo, en donde las mujeres tienen un rol central: Iojéved la madre de Moshé, Miriam – su hermana, la Hija del Faraón o Tzipora – madre de sus hijos, en la Hagadá estas mujeres y otras brillan por su ausencia y fueron totalmente borradas del relato.
¿Se puede denotar un dejo un tanto chovinista en los cronistas, quizás?
La actualidad del relato
Pesaj es una de las tantas festividades de la historia de la cultura judía que se fueron conformando y estructurando a través de las generaciones hasta llegar a lo que son en nuestros días.
Son clara las influencias griegas y egipcias en los relatos, las costumbres y las tradiciones.
El judaísmo, a pesar de lo que algunos sectores más conservadores nos quieren hacer creer, siempre se nutrió y enriqueció de las culturas que lo circundaron y le influyeron en su impronta.
El festejo de Pesaj, que cada uno hace de acuerdo a sus creencias y concepciones, es central en nuestro bagaje cultural, en nuestra historia y legado y parte sumamente importante en la trasmisión y continuidad generacional.
Y por eso el versículo «Vejol dor vador jaiab adam lirot et atzmo keilu hu iatza mimitzraim» (En cada generación, cada uno tiene que verse como si él mismo hubiera salido de Egipto) es tan central y significativo en este episodio. Esto significa revivir y recrear cada año la historia de Pesaj en cada individuo, cada familia, cada grupo y cada comunidad.
Lo importante del evento es el mensaje ético y moral que nos transmite generación trás generación y es: que desde ya hace varios milenios el judaísmo ve en la esclavitud algo malo e incorrecto y lucha por la libertad, propia y de otros, y que deberia estar presente no sólo en la mesa del Seder, sino en las mesas de todos los días.