Rabino Avi Pascal

Bereshit, cap. 20, vers. 2-11

2) Dijo Abraham de Sara, su mujer: «Ella es mi hermana». Envió Avimélej, rey de Grar y tomó a Sara. 3) Apareció Dios a Avimélej en el sueño de la noche y le dijo: «Morirás por la mujer que tomaste ya que tiene marido». 4) Pero Avimélej no se había acercado a ella, y dijo: «Señor, ¿también a gente justa matarás? 5) Pues él me dijo: ella es mi hermana y también ella me dijo: él es mi hermano. Con toda inocencia y pureza hice esto». 6) Dios le respondió en el sueño: «También yo se que con inocencia hiciste esto; yo te impedí que cometas pecado contra mí e impedí que la tocaras». 7) Restituye ahora la mujer del varón, pues él es profeta y orará por ti y vivirás. Si no la restituyes sabe que morirás con certeza, tú y todo lo que te pertenece». 8) Avimélej madrugó por la mañana y llamó a todos sus siervos y les narró lo ocurrido y los hombres temieron mucho. 9) Avimélej llamó a Abraham y le dijo: «¿Qué nos has hecho? ¿En qué pequé contra ti que trajiste sobre mí y sobre mi reino gran pecado? Me has hecho cosas indebidas». 10) Y Avimélej dijo a Abraham: ¿Qué has visto para hacer tal cosa? 11) Dijo Abraham: «Porque pensé que no había en este lugar temor de Dios y me matarían por causa de mi mujer».

Aquí vemos una nueva puesta en escena de lo narrado en Bereshit cap. 12 (el triángulo Faraón – Sarai/Sara – Abraham). Pero en este nuevo capítulo: el triángulo Avimélej – Sara – Abraham.

¿Por qué todos se ven tan atraídos por nuestra matriarca Sara? ¿Qué les hace a los hombres dirigentes y reyes que lo pueden todo? Veamos la explicación del Prof. Yair Zakovich:
El autor del libro externo de Génesis hallado en Kumrán completa la descripción en la Biblia de la belleza de Sara. Citaré del texto un tanto incompleto, de lo dicho al Faraón por sus ministros alabando a Sara. Presten atención de la descripción que desciende de su rostro hasta sus pantorrillas: «Qué bella es la apariencia de su rostro y cuán fino su cabello, qué hermosos sus ojos y qué agradable su nariz y el esplendor de su cara… qué hermosos sus pechos y qué bonita su blancura. Sus brazos cuán lindos y sus manos tan perfectas… toda la apariencia de sus manos. Qué hermosas sus palmas y cuán largos y delgados los dedos de sus manos. Qué bellas sus piernas y perfectas sus pantorrillas. Todas las vírgenes y novias que entran al palio nupcial no son mejores que ella. Su belleza supera a la de todas las mujeres y está por encima de todas. Y con toda su belleza tiene mucha sabiduría».
El autor de este libro de Kumrán describe la belleza  sorprendente de Sara y se detiene a agregar: «Y con toda su belleza tiene mucha sabiduría» para que no pensemos por error que se trata de una mujer frívola y tonta, que tiene sólo un cuerpo esbelto y una cara bella.

Faraón y Avimélej, hombres y reyes, todo poderosos, desearon a nuestra matriarca Sara, bella e inteligente. ¿Y qué hace Abraham, el patriarca de la Nación, el más grande hombre de fe, el marido maravilloso? La entrega sin titubear, con un gran engaño, argumentando que es su hermano. Y no sólo esto. Como suelen decir los abogados, casi hace cometer pecado a un hombre inocente como Avimélej. ¿Por qué se comporta así? Parecería que Abraham se comporta como lo hace alguien con su propiedad y su esposa está incluida en este rubro, como un objeto sin voluntad propia, su carácter y sus límites. Abraham demuestra una debilidad de espíritu, carencia de liderazgo, temor y falta de toda integridad moral. ¿Es posible que la fe absoluta oculta la carencia de integridad moral? No sólo que es posible sino que tal vez ésta es la condición básica para la existencia de una fe ciega sin dudas, sin cuestionar y sin vacilación moral.

Dr. Itzik Peleg:
«La narración en el capítulo 20 [a diferencia de la del cap. 12] nos dice expresamente que Avimélej rey de Grar, si bien tomó a Sara, pero de inmediato cuenta que Dios interviene a tiempo y le dice: Apareció Dios a Avimélej en el sueño de la noche y le dijo: «Morirás por la mujer que tomaste ya que tiene marido». Para que no sospechemos y para sacarnos de toda duda o preocupación, nos informa explícitamente: Pero Avimélej no se había acercado a ella.

La cercanía de los asuntos narrados – la estancia de Sara en casa de Avimélej (cap. 20) y el nacimiento de Isaac (cap. 21) fue la que motivó, aparentemente, a RASHI en esta interpretación del versículo:
«Esta es la genealogía de Isaac hijo de Abraham. Abraham engendró a Isaac» (Gen. 25:19). ¿Cuál es la razón de esta redundancia? RASHI continúa: Primero escribe el texto «Isaac hijo de Abraham» y luego se ve forzado a completarlo diciendo: «Abraham procreó a Isaac», porque los cínicos de esa generación decían Sara quedó embarazada de Avimélej ya que vivió con Abraham muchos años y no quedó embarazada de él. ¿Qué hizo Dios? Hizo que el rostro de Isaac se pareciera al de Abraham así todos pudieron atestiguar que Abraham procreó a Isaac. Y por esto está escrito aquí que Isaac era hijo de Abraham, ya que hay testimonio que Abraham procreó a Isaac».

En resumen, no hay certeza si Isaac es hijo de Abraham o de Avimélej. ¿Puede ser que estas dudas sean una de las razones de la Akedá – el intento de sacrificio de Isaac por parte de Abraham? Es decir: ¿tal vez a Abraham le resultaba más fácil sacrificar a alguien que no era su hijo?

Shabat de veracidad, shabat de preocupación y cuidado de nuestras mujeres y de nuestros hijos.

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