Rabino Andy Faur
La primera parashá de la Torá y una de las más apasionantes, nos cuenta de la creación del mundo: los animales, las plantas, los astros, la luz y las tinieblas y por supuesto, la del ser humano en el sexto dia de la creación, día que la tradición judía posterior identifica con Rosh Hashana.
Y como está escrito en Bereshit 1:27…» Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó…»
Bereshit nos ofrece una variedad de temas para pensar, analizar y profundizar, pero vamos a detenernos esta vez en la historia de Adán y Eva y la del Arbol del conocimiento del bien y del mal , que significaría el árbol del conocimiento total, cuyo fruto les estaba prohibido.
La suposición de dicha prohibición divina, se basaba en que si Adán y Eva comían de su fruto, entonces iban a tener conocimiento y discriminar el bien y el mal, y así se igualarían a su Creador.
Dios les advirtío a Adán y Eva, que si comían del árbol, morirían. Quizá una referencia para que coman del Arbol de la vida, cuyo fruto no estaba prohibido para ellos, y así vivirían eternamente…
En síntesis, la víbora convence a Eva que esto no sucederá y fué así que después de comer el fruto prohibido, siguieron con vida…
¿Acaso Dios mintió acerca del resultado fatal?
¿Acaso la víbora estuvo mal al aconsejarles que coman del árbol «prohibido» para así poder contar con el legítimo derecho humano que tienen las personas de ser soberanos e independientes y juzgar sobre sus actos y los de los demás y no a través de un tercero?
¿Acaso fue un pecado lo que hicieron Adán y Eva? ¿Acaso estaban obligados a obedecer la voz de Dios?
Demasiados interrogantes juntos nos trae este cuento en las pocas líneas que ocupa y apenas comenazado el relato biblíco.
Es interesante notar, que ya antes de comer del árbol, Eva toma una decisión moral (tenía dos opciones, dos alternativas y eligió) con la cual desobedeció la orden divina.
Luego de este acto, comprobamos que el mayor conocimiento adquirido por los seres humanos, fue su capacidad moral: las personas comenzaron a juzgar si los hechos eran buenos o malos (como la desnudez) y se dieron cuenta de las consecuencias de sus actos ( por ej; se sintieron avergonzados). El acto de desobediencia abrió los ojos de Adán y Eva al conocimiento y la sabiduría de lo que ocurría a su alrededor y ya no vivirían más en un mundo de ingenuidad y perfección (el Paraiso), sino en el mundo real en donde los seres humanos se enfrentan con otros, conviven con ellos y toman decisiones y el destino en sus manos.
Una de las capacidades mas destacadas de las personas, como entes soberanos e independientes, es la de pensar en forma autónoma y racional y así hacer uso de su inteligencia para poder convivir con otros seres y poder juzgar entre lo bueno y lo malo. Según el texto bíblico, esta capacidad fue adquirida a través del pecado (sobre todo el femenino).
En este caso, para pensar y hacer una relectura del texto y usando nuestra capacidad de juzgar y conocer (nuestro agradecimiento a Adán y Eva por ello), surge re-preguntarnos sobre las conclusiones y consecuencias de esta Parashá: ¿Acaso hay «pecado» en lo que hicieron? ¿ Fue un hecho condenable como es considerado tradicionalmente?.
Las Parashot hashavúa son elementos educativos muy idóneos y nos brindan elementos de la cultura y la herencia judías para poder también pensar o resolver situaciones relevantes en la actualidad o simplemente para conocer cuentos o parábolas de la historia y la cultura de nuestro pueblo.
Creo que esta Parashá nos ayuda en épocas como las que vivimos actualmente, en donde aparecen constantemente toda clase de líderes «iluminados» y enviados divinos que nos traen palabras de superchería, magias y supersticiones y que frente a ellas, debemos imponer nuestra «voz interna», nuestra moral y ética, y no dejarnos llevar por falsas y desvirtuadas interpretaciones de la cultura judía racional, coherente y centrada.