Rabino Mani Gal (Imanuel ben Iosef)

(1) Cuando envejeció Itzjak y se nublaron sus ojos, llamó a Esav, su hijo mayor, y le dijo: «Hijo mío». Él contestó: «Heme aquí». (2) Le dijo: «Ya soy viejo y no sé cuándo voy a morir. (3) Te ruego que tomes tus armas de caza, tu aljaba y tu arco y sal al campo para cazar algo. (4) Hazme con ello los ricos manjares que me gustan para que coma y que mi alma te bendiga antes de morir». (5) Rivká oyó lo que Itzjak había pedido a su hijo Esav, quien salió enseguida al campo para cazar alguna presa y traerla. (6) Entonces dijo Rivká a su hijo Iaakov: «Oí que tu padre le pidió a tu hermano Esav: (7) tráeme una pieza de caza y prepárame un manjar para comer y te bendeciré ante el Eterno antes de mi muerte. (8) Escucha hijo mío lo que te voy a indicar. (9) Ve al rebaño y toma dos cabritos buenos y haré con ellos un manjar para tu padre como a él le gusta. Tú se lo traerás a tu padre para que coma y para que te bendiga antes de morir».

Los cuatro personajes que actúan en nuestro relato –Itzjak, Rivká, Esav y Iaakov – son descriptos en este capítulo con matices y características especiales. El apasionante drama familiar llega aquí a un clímax, y cada uno de los personajes cumple otro rol. Enfoquemos a cada uno por separado y veamos qué perspectivas nuevas agrega este capítulo.
Itzjak envejeció y se nublaron sus ojos. Según lo que está escrito en el texto bíblico, la vejez trajo consigo la debilidad de los ojos, que debilita la posibilidad de Itzjak de controlar los hechos. Si recordamos el pasado en la vida de Itzjak, veremos que él, a diferencia de su padre Abraham y su hijo Iaakov, permaneció todo el tiempo en los límites de la Tierra de Israel. Asimismo, también a diferencia de ambos, él fue agricultor y cavó pozos de agua. Otra característica, más sobresaliente aún, que se revela en este capítulo, es su pasividad. No es de sorprender ya que la sombra que proyectó sobre él la vivencia de la akedá – cuando Abraham intentó sacrificarlo– no lo abandonó hasta el fin de sus días. Me parece ver en él a alguien que sufre de un trauma de batalla, que a duras penas sobrevive los quehaceres diarios de rutina. También la ceremonia de bendición que planifica para su hijo Esav, Itzjak «la envuelve» con una comida de caza terrenal. Tal como veo a Itzjak, sus ojos se nublaron hace tiempo, cuando descendió en silencio del monte Moriá, donde Abraham intentó sacrificarlo, a la tierra de la vida, que nunca volverá a ser como fue. Itzjak es manipulado por su esposa Rivká y por su hijo Iaakov, y sólo Esav, el simple, el terrenal, comprende sus sentimientos. La relación entre ellos es fuerte y sensual, pero los sentidos engañan a Itzjak cuando huele la ropa de Esav sobre el cuerpo de Iaakov.

(27) Y se aproximó más y besó a su padre, quien, al sentir el olor de sus vestiduras, lo bendijo yexpresó: «El olor de mi hijo es como el olor del campo bendecido por el Eterno. (28) Que Dios te dé el rocío de los cielos, la fertilidad de la tierra y abundancia de trigo y vino. (29) Que seas amo de tus hermanos y que los hijos de tu madre se inclinen ante ti. Malditos sean los que te maldigan y benditos los que te bendigan».

Rivká es una mujer independiente, y al lado de su marido taciturno ella asume las responsabilidades y dirige los acontecimientos. A diferencia de su esposo, ella, hija de Betuel y hermana de Laván el arameo, conoce muy bien qué es un engaño, y tal vez toda su vida al lado de Itzjak se vio obligadad a aparentar. Su independencia se expresó ya cuando Eliézer solicitó su mano para Itzjak, y sus familiares consultaron su opinión. Ella sale al camino hacia un esposo que desconoce, a una tierra extraña, pero no es conducida como un rebaño. Ella se acostumbrará a Itzjak que ya no ríe, y cuando los dos embriones compiten y se mueven en su vientre, ella no se queja ante él sino que se dirige a Dios. De la pareja de mellizos que les nacieron a ella y a Itzjak, ella decide preferir a Iaakov, a pesar de que no se lo considera primogénito y a pesar (quizás tal vez por éso) de que Itzjak prefiere a Esav. Rivká identifica el momento determinante en su vida y en la vida de sus hijos, cuando Itzjak envía a Esav a prepararse para recibir su bendición antes de morir. Todo lo que ocurre tras esto, responde a una puesta en escena malvada y muy bien planificada de Rivká. Tenemos en esta narración a tres hombres y una mujer que los maneja a su voluntad.

Esav no es un hombre de palabras sino de acción. Obedece a su amado padre y por su inocencia no sospecha en ningún momento en el complot que se está armando en su contra.

(32) E Itzjak le preguntó: «¿Quién eres?» y le respondió: «Soy tu hijo primogénito, Esav». (33) Itzjak se estremeció en extremo y exclamó: «¿Entonces quién fue el que me trajo la caza que comí y luego lo bendije? ¡Ciertamente será bendito!» (34) Al oir Esav estas palabras de su padre clamó con amargura un gran grito…

Esav no lucha para cambiar la realidad. Tampoco planifica el futuro (recordemos lo que
dijo «Mi vida está siempre en peligro de muerte, ¿de qué me sirve la progenitura?» cap.25 vers. 32), acepta los acontecimientos y sólo pide: «Padre, bendíceme también a mí».
Si hay un personaje en esta familia con quien identificarse – éste es Esav.

Y Iaakov – ¿cómo sale en esta historia? Hasta ahora lo conocimos en su nacimiento, cuando se aferró al talón de su hermano Esav, que emergió primero de la matriz de Rivká. Luego se lo describe de un modo confuso en comparación a su hermano: «Esav era diestro en la caza, un hombre de campo, y Iaakov era un hombre inocente que moraba en tiendas» (cap. 25 vers. 27). ¿Qué significa inocente? ¿Ingenuo? ¿Íntegro? ¿Que aparenta ser cándido? ¿Qué significa «que moraba en tiendas»? Seguramente no era un hombre del campo diestro en la caza como su hermano mellizo. ¿El narrador es enigmático intencionadamente? Tal vez esta descripción era muy clara a los expertos en los modismos de la lengua bíblica de entonces. Probablemente el narrador no tiene que explicar nada ya que unos versículos más adelante comprendemos que este personaje inocente sabe muy bien lo que quiere, y también sabe cómo conseguirlo aprovechando las debilidades y la ingenuidad de Esav.

¿Quién de los cuatro sabía lo que ocurría entre bambalinas? Rivká, la productora del drama, conoce muy bien a los miembros de la familia, tiene sus predilecciones y actúa con determinación y poca sensibilidad para lograrlas. Iaakov es su colaborador. Sus argumentos no convencerán a un juzgado. Él tomó parte activa del engaño, que afectó a su hermano y a su anciano padre y que, en definitiva, desmembró a la familia. Su huida por consejo de Rivká refuerza su responsabilidad en los hechos. Esav el fuerte, con sentidos terrenales desarrollados, su debilidad reside en su falta total de intuición en relaciones humanas y es conducido desde un comienzo y hasta el final del relato, cuando no sabe qué ocurrirá en el próximo paso. La pregunta interesante es qué sabe Itzjak. A mí me parece que tras la akedá Itzjak perdió su alegría de vida y con ella su deseo de dirigir su vida de acuerdo a su elección. Creo que los ojos de Itzjak se nublaron por elección.

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