Lic. Rafael Winter (Rufo)

(25:19) Esta es la historia de Itzjak, hijo de Abraham. Abraham había engendrado a Itzjak

Toldot es la sexta parashá del primer libro de la Torá o sea Bereshit.
La palabra Toldot se traduce como “historia” o “genealogía”. El rabino Mordejai Edery, en su traducción y comentario la traduce conceptualmente como “eventos”: “Y estos son los eventos de Itzjak hijo de Abraham…

La parashá nos relata en buena parte de la misma, las conflictivas relaciones de los hermanos mellizos Iaakov y Esav (hijos de Itzjak y Rivká) desde su nacimiento, en realidad desde “antes de nacer”, como veremos.

Rivká no había podido tener hijos: era estéril. De los tantos casos de mujeres estériles que se mencionan en el TANAJ (Biblia Hebrea).
(25:21) Implora Itzjak a Dios pues ella era estéril y accedió a él Dios y concibió Rivká su mujer. 
¿Y porqué decimos que la relación de Iaakov y Esav era conflictiva ya antes de nacer?
Pues el texto dice que ya antes de dar a luz “los hijos contendían en su seno”.

Nacen Iaakov y Esav. Mellizos. Muy distintos desde el principio… hasta el final.
Esav nació primero, es decir era el primogénito, dato sumamente importante por lo que ocurriría después.
Rojizo, todo el cual manto de vello” (25:25) y luego salió su hermano que se “asía el talón de Esav y llamó su nombre Iaakov” (25:26).

Distintos. Y no sólo físicamente.
Esav era cazador, hombre de campo. Mientras que Iaakov era un hombre tranquilo, “íntegro”, que moraba en tiendas. (25:27). Aunque el texto se refiere a Iaakov como “Tam” (“íntegro”), en algunas de sus actitudes posteriores, la integridad de Iaakov no siempre se manifiesta con la debida claridad.

Los padres Itzjak y Rivká tenían preferencia en cuanto a sus hijos.
Amó Itzjak a Esav, porque traía caza para comer, mientras que Rivká amaba a Iaakov” (25:28).

Dicha preferencia condicionará, en buena medida, la relación entre los hermanos.
Iaakov cometerá mucho más adelante el mismo error como padre, al preferir a su hijo Iosef, debido a que éste “era el hijo de la mujer que amaba”.

De acuerdo al relato se desprende que Iaakov engaña a Esav dos veces: la primera, cuando en determinado momento, aprovechando el cansancio y hambre de su hermano Esav, le “compra” a éste su primogenitura.

A Esav, extenuado como estaba, no le quedaba otra alternativa que acceder y le cede a su hermano la primogenitura –lo que no necesariamente significa que la menospreciaba– es decir sus derechos como hijo mayor.

Mucho más adelante, la parashá nos menciona que Itzjak, ya anciano y casi ciego, le pide a su hijo Esav a quien él prefería, que vaya al campo, cace un animal y le traiga luego a Itzjak manjares de dicha caza. Posteriormente Esav debía ser bendecido. Esa era la intención de Itzjak. Mientras tanto, Rivká escuchaba lo que Itzjak decía, sin que este se diera cuenta.

Cuando Esav sale al campo, Rivká aprovecha para decirle a su hijo Iaakov (preferido por ella) que su padre quería bendecir a Esav, lo que desagradaba a Rivká. Ésta hace, por lo tanto, que Iaakov se “disfrace de Esav” para así recibir la bendición de su padre antes de que este muera. Iaakov no está muy convencido pero finalmente accede. Se dirige hacia su padre semi ciego, quien palpa a su hijo –algo sospechaba Itzjak- y dice “la voz es la voz de Iaakov pero las manos son las de Esav” (27:22).

Finalmente Itzjak “se convence” erróneamente que, quien está frente a él, aunque no lo pudiera ver, es… Esav (en realidad era Iaakov). Y lo bendice. Con una hermosa bendición… pero al “hijo equivocado”. La bendición expresa entre otras cosas “y te conceda Dios del rocío del cielo y la grosura de la tierra y abundancia de cereal…” (27:28).

Cuando Iaakov, involuntariamente bendecido por Itzjak, se retira, llega Esav a traerle los manjares a su padre y a recibir su bendición. Itzjak se sorprendió. Pues Esav “ya había estado antes”. “Yo soy tu hijo, tu primogénito Esav. Y se estremeció Itzjak…en extremo” (27:32-33).

Itzjak y Esav se dan cuenta finalmente que Iaakov había engañado a ambos, llevándose la bendición.

Por dos veces Esav le implora al padre “bendíceme también a mí, padre mío”. Y lloró.

Finalmente Itzjak bendice a su hijo Esav pero con una bendición a todas luces “menor”.

Consecuencia: Esav guardará rencor contra Iaakov durante mucho tiempo y las relaciones entre ambos serán cada vez más conflictivas. Pudo desembocar en lo peor.

Si hay un mensaje en la parashá, así lo entiendo, es que las preferencias de los padres sobre sus hijos no solamente que no son correctas, sino que pueden además acarrear consecuencias desastrosas.

La relación Iaakov-Esav es un ejemplo de lo mencionado.

Una vez más la Torá retrata a las personas tal como son –con virtudes y defectos–, y de la misma forma describe las relaciones entre personas en general y situaciones de familia en particular.

De cualquier manera, más adelante Iaakov se irá superando, también en cuanto a su integridad.
Y de Iaakov pasará a ser “Israel”. Pero esto ya es tema de otra parashá.

¡SHABAT SHALOM!

 

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